jueves, 21 de agosto de 2014

El Jardín

Esta entrada está dedicada a todos aquellos que vivieron el final de una relación y hoy están re-haciendo su vida.

El Jardín:


Cuando llegó se enamoró del jardín y se sentía pleno. Cuando fue sintiéndose cómodo en ese espacio, se comió las flores y las pisó; se subió a los arbustos y dobló sus ramas.

Bloqueó el río con su cuerpo y se sentó. El agua corría hacia su gran boca tragándola toda. Se estiró cuan grande era y aplastó todo a su paso.


Solo veía su propio cuerpo, lo que le rodeaba, le causaba gracia, le parecía que lo hacía lucir más bello. Nunca se preguntó si las flores del lugar necesitaban del río, así que todo lo bebió.
Se tumbó sobre la hierba y le bloqueó el sol. La hierba se marchitó.

Deseó el jardín para sí mismo y lo rodeó con un gran muro, ya ningún animal podía entrar a alegrar el jardín y solo gozaba de la compañía del gigante.
El jardín se quedó entonces sin agua, sin sol, vacío... ya no se oía niel viento correr en su interior. Solo estaba el gigante que gemía pues estaba atiborrado del agua del río. Los árboles ya no le daban sus frutos y lo miraban con recelo. Por las noches, el gigante lloraba por su jardín ya seco y sin vida. Quería llenarse con el gozo que antes le daban la hierba y el río, pero ya no había mas nada en aquel jardín.


Así, un día el gigante y su dolor se marcharon, no sin antes cerrar bien la puerta del jardín. Algunas veces, tiempo después, el gigante pasaba cerca, pero solo volteaba para decir:


 "Maldito jardín que dejaste tus frutos morir"




Hoy el jardín ha abierto su puerta nuevamente y se llena de visitas que le aman y respetan, que florecen junto con él en cada primavera y dejan caer las hojas en otoño encontrando también belleza en ello.


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